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Como ya hemos estudiado, las mujeres como artistas han sido presentadas a lo largo de la historia de un modo marginal, lo que nos ha hecho pensar en muchas ocasiones que únicamente desempañaban tareas propias del hogar o a cuidar de sus hijos porque estaban en diferentes condiciones o no se las tenía en cuenta como merecían. Un rol que incluso las calificaban de inferiores respecto a sus homónimos masculinos, y que les negaba la educación y el reconocimiento social.
Por otro lado, se puede decir que han habido grandes artistas, pero nunca se las ha reconocido ni valorado adecuadamente a pesar de haber sido, por ejemplo, ampliamente representadas en cuadros, esculturas y otras manifestaciones artísticas. Muchas de las pinturas realizadas por mujeres fueron atribuidas a los varones ya que en el momento en el que se sabía que la autora era una mujer, se reducía en gran medida el valor económico y simbólico. Durante esa época, la mujer cumplía un rol en la sociedad limitado, dedicado meramente a la reproducción y los cuidados del hogar, sin voz y mucho menos sin un papel importante en la religión.
Sin embargo, a finales del siglo XIV, en pleno auge del Renacimiento y en el norte de Italia, esta idea comenzó a desaparecer, otorgando a las mujeres un lugar destacado dentro de la vida social y, en algunos casos, equiparándola con el de los hombres. Una etapa en la historia que lleva a los artistas florentinos y venecianos a desmitificar el conflicto entre la carne y el espíritu, pintando el cuerpo femenino desnudo como reflejo de la belleza superior, propia de la divinidad.
Podemos afirmar que a partir de la época del Renacimiento las obras producidas por mujeres empiezan a mostrarse de forma directa y al mismo nivel que las de grandes artistas masculinos.
A lo largo de este blog realizaremos un análisis sobre el papel que tuvo la mujer en la historia y el arte para poder concienciarnos de su presencia y de los obstáculos a los que tuvieron que enfrentarse y superar para poder dedicarse a lo que realmente querían. En concreto, nos centraremos en cinco mujeres: Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi, Elisabetta Sirani, Ginevra Cantofoli y Caterina Van Hemessen.